Argumento:

El agente Calahad tiene una carrera impecable en el servicio secreto británico, debido a una tragedia que sufre la organización, le toca encontrar a un aprendiz al que instruir y refinar con el objetivo de que consiga un trabajo en la agencia de espionaje.

Kingsman es una película de espías que organiza un encuentro entre el sobrecargado y gore género de acción actual, unas personalidades modernas y el modelo de espía de las cintas clásicas del género. Es un encuentro que sale muy bien, la fórmula ha triunfado. El espía gentleman tiene sus sofisticados artilugios y sus modales impecables, a la vez que muchas tablas para la acción desmedida.

Este encuentro entre distintos mundos no solo aparecen en el argumento, la ejecución y el desarrollo de la película. También nos los dan los dos personajes protagonistas.

Tenemos a un Colin Firth en un papel que le sienta como un guante, es un espía de los clásicos con el traje perfecto, perfectamente peinado y unos modales intachables. Por otro lado tenemos a un jóven macarra con unas duras circunstancias de vida, ha llegado a un punto muerto y siente que ya no tiene nada que perder, por eso es deslenguado, no respeta la ley y busca problemas en su barrio.

A estos dos personajes les une algo, acaban encontrándose, el primero sabiendo que el jóven tiene mucho potencial y que podría ofrecerle la oportunidad de su vida. El segundo con incredulidad acepta la oferta y así los dos mundos se unen.

La carrera del espía es dura, el jóven tendrá que entrenarse física y mentalmente, además de aprender modales, lo más impensable para él. Mientras tanto Calahad sigue sus progresos con orgullo. La extraña pareja son mentor y alumno en esta ocasión.

Maravilla técnica en la que se ha dado mucha importancia a la acción, las coreografías que ha hecho Colin Firth son impresionantes, algo que nadie esperaba de él y ha sorprendido gratamente a muchos.

Es una película de la que Matthew Vaughn se puede sentir orgulloso, ha desarrollado una fórmula muy intersante, una película que revive el género de espías con mucha acción, muchos diálogos muy bien pensados y posicionados y unos personajes de los que te encariñas con muchísima facilidad por su atractivo.

Otro elemento a reconocer es el villano, esta película crea a un némesis con una personalidad y una indumentaria muy moderna, pero con el antiguo plan de dominar el mundo. Es un personaje al que sabes que debes temer porque es el malo, pero a la vez es tan risible que no se puede tomar en serio. Bravo por la creación de este personaje que inspira más risas que otra cosa y bravo por Samuel L. Jackson.

La que inspira miedo es su lugarteniente, la mujer fatal por excelencia con una letalidad a la altura de su gran belleza.

Es una película muy entretenida que siempre se está cuestionando a sí misma y comparándose con el cine de espías clásico, resaltando sus diferencias y sus virtudes con respecto a estas. Además de ciertos toques de parodia hacia las películas de James Bond y Jason Bourne.

Una muy buena opción, es una cinta que se disfruta mucho, más en compañía, que hará las delicias de todo tipo de público.

Lo mejor:

El guión.

Los personajes.

Colin Firth.

Lo peor:

No se le saca todo el partido a la situación del personaje del jóven.

Del 1 al 10 le doy un: 8.

espias

Kingsman